miércoles, 19 de octubre de 2011

La carta que nunca te di...



Buenos Aires, 31 de agosto de 2011

Mi amor,
Luego de mucho meditar, te escribo esta carta sabiendo que nunca te la haré llegar.  

No porque tema entregártela, sino que estoy convencido de que no debo hacerlo

Bueno… tal vez “nunca” sea demasiado, y nuestra breve historia muy joven, de todos modos se que me estoy equivocando.

Me equivoco al mostrarte lo que siento, volviéndome vulnerable, mostrándome débil.
Vulnerable a todo lo que hay en ti.  
Débil ante el terror que me causa perderte… 

Me equivoco…

Ya pase las cuatro décadas, tuve esposas y he tenido hijos que aun no termino de criar… 
También me he enamorado y he sentido cariño en vez de amor…     
Será por eso que reconozco esto que siento, este torbellino de pasión y sentimientos, que me provoca una felicidad tan plena cuando estoy contigo, y que se transforma en un profundo dolor cuando no sé nada de ti por siglos, aunque en realidad sea solo un día, o cuando estas lejos, físicamente inalcanzable…

Sé que fuiste clara conmigo, al decirme que no querías compromisos, y yo haber estado de acuerdo y accedido. Recuerdo haber estado en el pasado, exactamente del otro lado del vidrio. 

Yo también he sido claro con otras mujeres al decir “yo no quiero compromisos, vivamos el presente sin pensar en el mañana!”… eso no me conforma ni consuela… hoy me atormenta!

Pero, ¿cómo le hago…? ¿cómo le explico a mi corazón que no debe galopar tan rápido? ¿Como evito, mi vida, seguir enamorándome… sin pedir permiso…?  Ahh ¿Debo acaso hacerlo?

Voy a intentar desacelerar mi corazón, enfriar mis impulsos y contener la respiración…

Aunque tal vez no lo haga… y continúe sin remedio, disfrutando y muriendo de amor.

Quiera Dios, si existe, que vos algún día sientas algo así o parecido… de lo contrario, esto es casi un suicidio emocional.

Siempe tuyo, 
Yo.-

PD:
No existe el “amor a primera vista” ni el “amor concebido a través de los años”, solo existe “el amor”.
Cuando llega, llega.   Sin aviso.   Sin invitación… 







Eduardo Baas.-

No hay comentarios: