viernes, 17 de febrero de 2012

SENCILLAS COMPLICACIONES


SENCILLAS COMPLICACIONES
A veces las cosas más sencillas terminan siendo las más complicadas. No por complejas, sino por las circunstancias.
Un ejemplo práctico de lo que estoy diciendo? pues, hacer un llamado telefónico. ¿Que tiene de difícil? Nada! Uno solo tiene que tener la voluntad de llamar y hablar con alguien, tomar el teléfono, marcar el número… y listo.  Pero no siempre es tan sencillo.
Por ejemplo, supongamos que estoy en mi trabajo, y me muero de ganas de hablar con mi novia. Se, que no puedo utilizar el teléfono de la empresa para uso personal, porque ya me lo han advertido (por escrito) y no quiero que me reprochen. Pero, nada me han dicho (aun) de hablar a través de la computadora... puesto que es mía, y no consumo nada de la empresa, salvo la conexión a internet, pero esta no genera un costo extra ya que por mi actividad debo estar on-line todo el tiempo, la voy a llamar por skype!  

Asique, auriculares y micrófono correctamente colocados, la cam encendida y a llamarla! 

Pero, es la hora indicada para llamarla? Son las cuatro de la tarde, estoy aburrido y que mejor hora que esta… y... no se...  eso depende de cual sea la hora allá…  ah… claro, no se los dije… Mi novia, es azafata, y está en Auckland.

Entonces empiezo a usar las matemáticas y el uso horario:
Aquí en Buenos Aires, el uso horario es -3 UTC/GTM, o sea tres horas a la izquierda u occidente, mientras que Auckland está al otro lado del mundo (yo también lo busque, es Nueva Zelanda) y ellos están usando + 12 UTC/GTM…
O sea, que tenemos nada más ni nada menos que 15 horas de diferencia! Ja!!
A ver, si son las  16:25 aquí (eran 16:04 cuando empecé a escribir esto) allá son… -dieciséis mas quince me da treinta y uno, pero como el día solo puede tener veinticuatro se los resto.. y… me da.. mas o menos… siete… ¿?-  las siete y veinticinco?... puede ser, veamos, si, me estaba faltando algo; el DST o más conocido como horario de verano!, asique le debo sumar una hora, y eso me da que son las… ocho y treinta y dos… ¿de la mañana?.

Me quedo pensando y haciendo cuentas, y si… están bien hechas…

Y ahí, sin más, me di cuenta que para ella ya es mañana a la mañana!.  Claro, para ella, es sábado a la mañana, mientras que para mí es viernes por la tarde. Que loco… ¿cómo será desayunar a las cuatro y cuarenta y cinco de la tarde?
Demostrado entonces queda, que nada escapa a la posibilidad de que se complique… y ni hablar cuando al querer concretar la comunicación, ya son las cinco de la tarde aquí, y me tengo que ir… asique, me voy a casa, y la llamo desde allí…

Eduardo.-